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Índex, revista de arte contemporáneo

versión On-line ISSN 2477-9199versión impresa ISSN 1390-4825

Índex  no.4 Quito jul./dic. 2017

 

Dossier

Curaduria y Gestión. 12 Bienal de Cuenca

Curating and Managment. 12 Bienal de Cuenca

Katya Cazar


RESUMEN:

Este texto procura hacer memoria del proceso de armar una bienal de arte contemporáneo, y cómo seguir idealizando este proyecto a largo plazo. Se trata de una relatoría del proceso de gestión y de cómo se enfatizó una mirada sensible desde el trabajo ejecutivo. Busca saber brevemente cómo fue producir esta edición, mencionar cómo se desenvolvió una curaduría coherente con la realidad de la ciudad, con la realidad de ser una institución local de cultura y evidencia cómo esta bienal, enfrentó la realidad del Ecuador.

Palabras clave: visual; bienal; arte contemporáneo; encuentro; teoría; gestión; transparencia; eficacia; curaduría

ABSTRACT:

This text seeks to recall the process of assembling a biennial of contemporary art, and how to continue to idealize this project in the long term, a report on the management process, and how a sensitive view was emphasized from the executive work, briefly know how it was to produce this edition, to mention how a curatorship coherent with the reality of the city developed, with the reality of being a local institution of culture and how to face the reality of Ecuador from Cuenca and from this Biennial.

Keywords: visual; biennial; contemporary art; meeting; theory; management; transparency; efficiency; curatorship

12 BIENAL DE CUENCA

Las condiciones en el Ecuador para la producción de un evento de arte contemporáneo, resultan complejas en varios niveles y sin embargo, en su complejidad, se encuentra el reto, ya que es dónde se genera parte de la motivación. Producir una bienal, más allá de ser un proyecto de arte, curaduría y gestión, requiere de la creación de una estructura efectiva. La Bienal debía posicionarse en pasos concretos y potentes, así los meses de trabajo y de planeación, generaron la reafirmación de la institución y su debido posicionamiento dentro del circuito internacional del arte. En el caso de la 12 Bienal de Cuenca, se elaboró un plan de trabajo que fue sostenible por la gestión de levantamiento de fondos. Además, gracias a la construcción paralela de una red de trabajo local, nacional e internacional, se facilitó la producción de la muestra y la generación de un capital simbólico y de representación.

Si bien sabemos que en los últimos años en Ecuador, el campo de arte se ha profesionalizado, aún hace falta mucho por construir; sobre todo en la legitimación ética y profesional de las instituciones culturales. Es así que fue prioridad ir fortaleciendo a la Bienal desde dentro, con una ejecución clara y solvente de cada acto y producto. Todo fue analizado con precisión, desde la gestión hasta lo que iba a ser su cierre: el catálogo de la 12 Bienal de Cuenca. Este documento fue publicado a los cuatro meses desde que se abrió la muestra y al mes del cierre de las salas; una publicación, que también pretendió ser diferente, desde la cromática, hasta el énfasis de su concepto, incluido en su costo de su producción. La consigna era manejar un alto nivel, en todo lo que se elaboraba.

La bienal, en su 12 edición, se financió en un 60% con autogestión y promovió la formación de su equipo hacia áreas técnicas. Hay que considerar que modelo de bienal debe ser cada vez más comprometido con su entorno y con las necesidades de sus artistas. El esquema bienal, se debe reinventar permanentemente, amparado en los preceptos legales que la protegen. La edición número 12, se estructuró en un proyecto viable que no generó endeudamiento y contó con una fórmula mixta de financiamiento desde varios ángulos con sponsors, con un plan de trabajo y difusión que los vinculó al proyecto.

Otro de los aspectos que estuvo presente todo el tiempo en la organización de la 12 Bienal fue el de conocer las deficiencias del campo a nivel laboral. En este aspecto, el apoyo de las instituciones, debería ser sustentable y técnico, procurando un sistema nacional operativo. La Bienal tiene una política propia que es la de generar cultura, difundir arte visual contemporáneo y trasladarlo al lugar del conocimiento, compartiéndolo a su más próximos que es la comunidad educativa local. Con esto, la intención es que en un futuro la injerencia de la Bienal en los distintos públicos sea más activa. Pero mientras esto ocurre, es imprescindible que las instituciones especializadas velen por los derechos de sus actores y que sean, en si mismas, un ejercicio no solo de nuevas prácticas de arte sino de buenas prácticas laborales con políticas inclusivas y de carácter nacional.

Ser y permanecer también son aspectos que le dan sentido a la Bienal. Aunque es considerado como un evento a nivel nacional, su display es la ciudad Cuenca; por su escala y por sus componentes, este espacio constituye una significación especial y es la primera que debe sentir el valor de poseer este evento bianual. La Bienal ha sido parte de su plan de desarrollo por lo que implica este proyecto para Cuenca; no en vano es una institución municipal, parte de la administración de la ciudad. En esta estructura institucional, tanto el alcalde como su directorio son co-participes y co-responsables de su accionar. Hay que considerar que una bienal conlleva varias finalidades paralelas y, bajo este formato también genera la proyección de la ciudad que la financia y la acoge, así como el desarrollo del arte nacional y el éxito de un modelo de gestión y curaduría.

En este artículo se topan cinco aspectos que se han esbozado brevemente y que considero fueron los puntales de la 12 edición de la Bienal de Cuenca. En primer lugar, el financiamiento, como un trabajo de gestión de fondos. En segundo lugar, me refiero a la gestión y la curaduría como un esfuerzo integral del equipo de trabajo de las 12 Bienal. También hablo de las estrategias que se idearon en esta edición para llevarla a cabo y del acercamiento de la Bienal como una institución municipal a la ciudad de Cuenca. Finalmente, reflexiono sobre el programa educativo que fue uno de los componentes principales de esta edición de la Bienal.

FINANCIAMIENTOS

Aparte de lo artístico, una bienal debe ocuparse de la gestión de un proyecto sustentable. En el caso de la Bienal de Cuenca, en cada edición es imperante obtener más fondos, pues el proyecto de arte se transformó con los años ya que los nuevos lenguajes hacen a la exposición más compleja. En la 12 Bienal de Cuenca, al mismo tiempo que se daba forma a la muestra, se cumplía el plan de trabajo como había sido planificado, según lo que manda la ordenanza municipal. Así, la ejecución fue efectuada y los fondos fueron invertidos; incluyendo los capitales correspondientes a los premios, que es una parte clave de la ordenanza municipal de la Bienal.

La entrega de los premios debe ser respetada, y aunque últimamente se han generado algunos debates al respecto, no hay que olvidar que la Fundación Bienal es la custodia y la generadora de una colección importante de arte. En este aspecto, es importante recalcar que al otorgar los premios, se está contribuyendo al crecimiento de la colección de la Fundación Bienal de Cuenca, que es una colección de importante valor y que constituye el acervo de todo los años de trayectoria y recorrido histórico de la muestra artística. En esta ocasión, los premios fueron de una naturaleza muy particular. Frente a lo que ya existía en la colección, el criterio del jurado fue premiar obras de carácter intangible e instalativo, con el fin de darle mayor fuerza estética a la colección; así lo define el acta de premiación.

El proyecto de la Bienal de Cuenca en su edición número doce costó un millón ciento veinte mil dólares y fue financiada en un 20% por el gobierno local (Municipio de Cuenca) y otro 20 % por le Ministerio de Cultura; el 60% restante fue obtenido desde la auto gestión, con la empresa pública, con la empresa privada local y nacional y con la colaboración de instituciones culturales internacionales. Se contó también con el respaldo de las embajadas, que apoyaron a sus artistas con la producción de sus proyectos y se construyó una red conformada por instituciones del arte contemporáneo internacional. Uno de los retos que se cumplió en esta edición fue que el importe de las obras esté listo en un 99, 9% el día de su apertura, situación que no había sucedido nunca antes. La gestión de esta edición se cerró en el año 2014 con un saldo de USD 35.040; el informe financiero fue entregado al Municipio de Cuenca. Lastimosamente, en países como el Ecuador, los aspectos financieros de proyectos como la Bienal son los primeros en sufrir recortes ya que no existe aún una reflexión profunda de lo que significa realmente la cultura.

El mayor rubro de una bienal son los gastos de la producción de la muestra y en segunda instancia está la inversión en el tema educativo. En la 12 Bienal de Cuenca se instituyó, por primera vez, la firma de contratos con los artistas, haciendo hincapié en el desglose y justificación de gastos. Esta edición priorizó el apoyo a los artistas en su producción, posibilitando una ayuda equitativa a todos. El énfasis en este aspecto constituye una conquista importante y debe cuidarse en las siguientes ediciones, ya que es parte de la construcción de una muestra de calidad y constituye una nueva mirada sobre el trabajo profesional de los creadores.

Este nuevo accionar fue legitimado en una normativa que le otorgó más responsabilidades a la institución y a los artistas. En este documento se dio a conocer por primera vez cómo se ejecutan los gastos de todo el proyecto de la Bienal. En esta normativa también se detalla el porqué de la elección del jurado de esta Bienal. Este jurado estaba conformado por profesionales del arte con experiencia y con una mirada particular. Se trataba de un artista ganador de una edición anterior, un artista curador y un curador institucional. Dicha selección y su proceso cumplió la ordenanza sobre la cual se edifica esta institución.

Muchos de los mecanismos aplicados a regular lo cultural siguen parámetros burocráticos que podrían agilitarse, sin dejar de ser transparentes, idóneos y sensibles a la producción de un evento de arte. Cuando se trata de fondos entregados por el Estado, la variable más importante a medir, es el número de visitantes; sin embargo, sería pertinente registrar, qué tipo de inversión se realiza y qué se consigue con esta gestión. Hay que considerar que no solo son importantes las cifras del público asistente, sino que también se debería conocer como se ha trabajado con esos públicos y entender la complejidad de producir un evento de esta escala.

GESTIÓN Y CURADURÍA

En esta ocasión el concepto de la Bienal fue pensado y desarrollado desde los curadores con el apoyo de un colectivo que pudo ubicar estrategias puntuales; ese momento este accionar permitió que se re planteará la institución desde adentro. En esta edición la propuesta teórica buscó una construcción conceptual-contemporánea y actual; la curaduría pensó en la migración, en el desplazamiento continúo, en los flujos humanos, en el viaje, en ese permanente traslado físico y mental que experimentamos hoy en día en el mundo globalizado. A partir de esta premisa, se reflexionó en el recorrido de la muestra, el guion de las obras y su disposición en las sedes. El esquema fue planteado por los curadores con una especificación detallada. Este guion también estuvo vinculado con en el proyecto educativo, se analizó a profundidad cómo plantearlo en el recorrido de la Bienal, pensando en el “Ir para volver”. Se pensó en el río como eje y como traslado metafórico, ir para volver en la ciudad recorrida a pie, en los tiempos de la visita, en los puntos de encuentro y en el imaginario del paisaje frente a la muestra. Fue una Bienal que abarcaba mucho en curaduría, pero no quería perder su espíritu intimista. Cabe mencionar que en esta Bienal se generó un trabajo curatorial sensible con el contexto, los curadores actuaron con gran eficacia en el ensamble local ya que trabajaron en permanente dialogo y coordinación con la Fundación.

La propuesta expositiva funcionaba como un fractal; y buscaba repetir en varias escalas el mismo patrón y las mismas ideas, El título en la expresión idiomática ecuatoriana: ir para volver, que describe una ausencia temporal (cuya duración por otro lado, acaba siendo totalmente imprevisible). Responde a esas inquietudes. Además de sugerir un estilo de movimiento que caracteriza gran parte de las obras expuestas. El título mismo no en la rigidez de un discurso monolítico y acabado, sino en el ámbito abierto e indefinido, más cercano a la oralidad y al dialogo en constante construcción, en el ámbito de la vida misma (Crivelli Jacopo, 2014, p. 9).

Por otro lado, la gestión de una estructura artística requiere de otras acciones, como es el tema de una comunicación dirigida a la comunidad para dar a conocer el proceso del proyecto, a los medios especializados. Con este fin, se renovó la imagen corporativa, se restauró, se registró fotográficamente y se dejó en las mejores condiciones a la colección Bienal, pues es donde reposa su acervo y están sus antecedentes, ahí se solventó su memoria. Se validó todo lo mejor de las experiencias anteriores para tomar lo bueno de lo pasado y para poder mirar en ese momento su presente. Sin embargo y a pesar del trabajo ejecutado, es importante mencionar que en este contexto, enfrentamos la ausencia de un corpus solido de los actores culturales, este campo carece de una posición y de un discurso consistente frente al sistema.

Existen muchas finalidades en la propuesta de una bienal; finalidades que acompañan la meta principal que es obtener una gran muestra de arte. Las bienales nacieron con la intensión de generar un diálogo de lo global con lo local; no basta con ser una vitrina, debe ser algo más que conexiones estéticas, debe ser un proyecto ciudad. Es así que el plan de gestión de la 12 Bienal procuró moverse dentro de la misma urbe, acercando a sus ciudadanos y haciéndoles conocer lo que implica este proyecto.

Una bienal es un encuentro donde se analizan proyectos estéticos, es una cita del gran público con el arte, con sus nuevas tendencias y es también una oportunidad de crear diálogos entre expertos, para construir redes de trabajo. Una bienal, es un campo de desarrollo de conocimiento y de pensamiento crítico, cuenta con un espacio académico de ideas creativas, bajo la enorme premisa de lo que significa la actualidad de la propuesta curatorial. La gestión de la Bienal activó a la institución, renovó su edificio y sus puertas por primera vez fueron abiertas al público en espacios nuevos. Se hizo una invitación a dialogar, acercándonos a la ciudad que es el campo de acción de la Bienal, donde se implementó una muestra de arte, con varias capas de significación. Son muchas acciones que se derivan de una Bienal, debe ser en si misma una suerte de sugestión y de seducción hacia el otro.

ESTRATEGIAS

Entre las estrategias para pensar en un sistema del arte ecuatoriano que se proyecte hacia fuera, está siempre presente la figura de la Bienal de Cuenca ya que es el única institución que ha estado vigente por tres décadas. Su presencia sostenida le ha permitido construir una trayectoria y ahora es parte del sistema de bienales latinoamericanas por lo que debe seguir construyendo su red de acción. La Bienal de Cuenca ha sido testigo de la evolución del arte ecuatoriano, que hoy en día está en un alto nivel y es capaz de enfrentar al sistema internacional; por estas razones, la Bienal es considerada como una plataforma para el arte ecuatoriano.

La Bienal también se ha configurado como el ente ejecutor del encuentro con el arte de otros países y reflexiona estéticamente al respecto. Es el espacio donde ocurre la narración de lo que acontece en el arte ecuatoriano y donde se vincula a la producción internacional, es responsable de la difusión de nuestro arte hacia fuera. Así, debe estar al tanto de lo que ocurre país adentro, por lo tanto en esta edición se contrató, por primera vez, una empresa especializada en el manejo y traslado de obra con un seguro internacional que cubría totalmente este rubro. Además se trabajó con un programa experto en educación y arte, que ha sido pionero en el país y que tiene una experiencia de 19 años.

La muestra la Bienal es una exposición de alta envergadura y tiene varios aspectos técnicos y museográficos que cubrir. Se trata de un ejercicio curatorial en marcha a nivel de gestión, e implica varias estrategias tangibles e intangibles que se aplicaron en la ciudad, en el país y también a nivel internacional. Por un lado está el arte, la propuesta conceptual, de montaje, de relación con el contexto e incluso con las salas de exposición -que en Cuenca son lugares históricos y patrimoniales. El ejercicio museográfico de esta edición propuso un esquema creativo en dialogo con las obras y con el espacio donde se instalaron las piezas.

Existen otros espacios del proyecto Bienal que tienen que deben ser internacionalizados, no solo con la muestra sino con su modelo de gestión. Uno de los aportes de la 12 Bienal, fue la propuesta artística que finalmente evidenció las nuevas maneras de hacer arte, el arte asumido como campo autónomo. En este contexto la institución Bienal sirve como plataforma potenciadora del arte y no como fiscalizador.

Mucho se ha discutido en Ecuador sobre el formato de la Bienal y sobre su existencia. Pero habría que pensar qué sucedería si ya no existiera la Bienal en el país, pues aunque quede mucho por superar y mejorar como proyecto, este proyecto es importante en muchos niveles. Su presencia y su permanencia le han dado un capital simbólico a Cuenca y al Ecuador, la producción de arte ecuatoriano se ha visibilizado y se ha consolidado conjuntamente con el desarrollo de la Bienal, un desarrollo que debe ir creciendo y perfeccionándose. Generar nuevas reflexiones ha sido en cada edición un nuevo reto. Al dejar cerrados y ejecutados los planes de trabajo -que se ajustaron siempre al marco legal y financiero propio de una institución pública- en la 12 Bienal de Cuenca se procuró un sistema interno y externo que posibilitó la siguiente edición.

ACERCARSE A LA CIUDAD

El contexto del arte en Ecuador está poblado de intermitencias y de poca longevidad en cuanto a proyectos artísticos nacionales. Frente a esto la institución Bienal se ha desarrollado de manera permanente y está activa por su vínculo con la ciudad. Cuenca no solo la alberga, no es solo una locación; es quien la administra. Curiosamente han existido momentos en que la Fundación Bienal ha sido como un satélite y por eso, en su edición número 12, fue imperioso encontrar la manera efectiva de vincularla más a la ciudad; la Bienal debe ser vivida, no solo contenida por su ciudadanos.

Cuenca ha sido el contexto de esta posibilidad artística ya que la ciudad por su riqueza, tangible e intangible, ha sido el display, de este encuentro. Su plus como urbe es clave en el desarrollo de la Bienal, lo que se trata de un display patrimonial que enfatiza al arte actual, esto además de ser un interés local, lo convierte en un interés nacional. El arte necesita de un sistema del arte para legitimarse y ponerse en debate, “ver algo como arte requiere algo que el ojo no puede repudiar-una atmósfera, un conocimiento de la historia del arte: un mundo del arte (Votto, 2015.p.1). Como decía Arthur Danto, se necesita de una definición previa para identificar las relaciones estéticas asociadas a las obras de arte en contraste con las cosas reales. Aprender que un objeto es una obra de arte, es saber que tiene cualidades que le faltan a su similar no-transfigurado y que provocará relaciones estéticas diferentes.

En la edición 12 de la Bienal, la ciudad se convirtió en un eje importante ya que se requería establecer vínculos con la ciudad, su gente y sus empresas. En esta edición se abrieron espacios desconocidos para los propios cuencanos. El caso emblemático fue usar como sede, por primera vez al Colegio Benigno Malo. Esta expansión generó un nuevo espacio y un lugar de recuperación de memoria. Se trabajó con el colegio, en varios planos de gestión, con sus autoridades, estudiantes y maestros. Espacios como este tienen vida propia por lo que trabajar mancomunadamente provocó una ganancia en doble vía; primero un mejor conocimiento del proceso de la Bienal y del arte contemporáneo y segundo, una mayor proximidad con la ciudadanía. La presencia de este edificio permitió que la audiencia se sintiese involucrada en el imaginario de la ciudad. El proceso museográfico se realizó de una manera exitosa, porque juntó distintos significantes, tanto por las piezas emplazadas ahí, como por los espacios del “Benigno Malo” que, de ser bodegas y lugares anodinos, fueron recuperados y resultaron en el rostro más visible de la ciudad.

Sin embargo, el arte contemporáneo fue el gran detonador de los espacios emblemáticos y patrimoniales, se repensó al arte más como necesidad social que como artefacto. Se puede decir que se activó a la Bienal desde otro ángulo ya que el evento cobró otra dimensión, posibilitando un acercamiento diferente lo que desprejuició el concepto de arte contemporáneo.

Con estas estrategias, se pretendía subvertir el habitus automático del recorrido de la muestra en las distintas sedes e incluir nuevos guiones en la narración. Esto se logró mediante un caminar que experimentaba a la ciudad de otra manera. Se planificó un recorrido amable y posible para los distintos públicos que desafiaba la formalidad anterior, se trataba de un paneo de la ciudad, que sin ser demasiado prolongado, era profundo. En otras ediciones se ha visto que la gran escala del recorrido o una muestra diseminada, no permite apreciar en conjunto la muestra, lo que termina recortando la mirada propicia que debe tener su totalidad.

La Bienal, bajo el lema “Ir para volver”, estableció una muestra importante, con artistas que contaron con el apoyo de un directorio responsable. Al mismo tiempo, se trabajaron varios ejes de acción, que incluía un ítem de reflexión con lo local, en el que trabajaron ocho artistas en residencia. Ellos produjeron obra en la ciudad, involucrándose con los oficios que la caracterizan, potenciando así su concepto y la nueva gestión que se estaba activando.

Producir una muestra implica otras estrategias paralelas, como activar a los museos que acompañan el proceso de la Bienal. Esta bienal no posee un edificio propio e interviene, con una propuesta curatorial en edificios patrimoniales, que si bien, le proporcionan un plus de significación, también generan conflictos museológicos por su naturaleza patrimonial. Hay que cuidar en extremo la museografía y la adecuación de espacios, siguiendo los guiones curatoriales. En esta edición los procesos museográficos y de montaje fueron iniciados tres meses antes de instalar las obras.

Después de tres décadas de bienal se debería pensar si es pertinente seguir con el display como se ha hecho hasta ahora o, tal vez es necesario pensar ya, en un edificio propio para la Fundación Bienal. Este edificio, a su vez podría funcionar como el Museo de Arte Contemporáneo de Cuenca. Pensar en un edificio propio, técnicamente adecuado para el arte actual, acompañado de estrategias de conexión con el entorno y que sea un lugar apropiado para trabajar sustentablemente en el proyecto educativo, es pensar en el futuro cultural de la ciudad.

Estos cambios estratégicos, desde la adecuación de las sedes, hasta la museografía y la curaduría dividida por ejes emblemáticos, generaron un nuevo habitus en los visitantes a la muestra. Un habitus transformado en una actitud festiva y sensibilizada ante el arte. En su 13 edición la Bienal de Cuenca fue una bienal que se ubicó en los altos estándares de las bienales internacionales.

LAS ESCUELAS Y LA BIENAL

Después de algunas intentos anteriores, en la edición número 12 se pudo concretar un proyecto de educación con 600 niños de escuelas públicas. Fue un proyecto piloto que indagó en su contexto más próximo, colaborando con escuelas del entorno cercano. Esta audiencia significaba un motor importantísimo para esta gestión, porque era el puente con la comunidad en una frecuencia más profunda de comunicación. Esta área significó una inclusión afectiva, con nuestros más próximos, pensamos en grupos de niños para que su formación en arte comience tempranamente, todos estos elementos también contribuyeron, en ese momento, a un mejor posicionamiento de la Bienal en dicha edición. De igual manera esta parte del proyecto fue desarrollado en conjunto con los expertos en educación, con la dirección ejecutiva y los curadores. El resultado fue satisfactorio, en ese momento sabíamos que se le adeudaba este acercamiento a la ciudad, a esos niños y a sus escuelas.

Esta bienal organizó este programa educativo en un tiempo record, se establecieron tres meses como tiempo efectivo. Además estuvo lista la preparación de los mediadores, que se coordinaron con anterioridad para poner en marcha su proceso de acompañamiento a lo largo de la duración de la muestra. El programa educativo de esta edición significó el espacio más sensible y emotivo de proyecto.

Con estas acciones, en ese momento se pensó en un primer semillero de conocimiento y que en el futuro vendrían otras estrategias similares, y aunque esto aún no se ha desarrollado, todavía pensamos que el tema de educación en arte es un tema técnico y que es urgente crear vacantes y espacios laborales permanentes en la Bienal para esta área. Sería ideal tener dentro del equipo fijo a educadores y museógrafos para poder crear escuela dentro de la misma institución de arte. En el 12 Bienal, Gracias a la Fundación Bienal de Sao Paulo, dos museógrafos pudieron tener una residencia corta, lo que les permitió continuar con su formación.

Se realizaron muchos procesos de gestión, en el sentido que se ensayó una serie de productos que solventaban, específicamente, el aspecto educativo. Esto se logró gracias a la ayuda de empresas locales, lo que provocó un mayor acercamiento con los agentes de la ciudad. Como parte del programa educativo se hizo una introducción a la muestra con un programa de charlas magistrales con expertos nacionales e internacionales por 10 meses, antes de entrar en la producción final de la muestra y se manejó una producción editorial bimensual que daba cuenta de todo lo acontecido.

CONCLUSIONES

Una bienal como la de Cuenca tiene más renombre fuera del país que dentro, hemos de pensar entonces, cómo mirarla con más conciencia y cómo ponerla en valor constantemente, reconociendo el apoyo permanente de la ciudad que la administra y que ha sabido mantenerla. Lo cultural y artístico fue una prioridad para la 12 edición de la Bienal Cuenca ya que fue la primera edición que apoyó a los artistas lo que es talvez, la conquista más celebrada, recuperado el rol de los artistas como profesionales, algo que debe procurarse siempre.

Es importante decir que el nivel que se pretendió, fue de alta expectativa dentro del contexto ecuatoriano y se puso en valor el arte y a la institución Bienal. Se procuró reconfigurar la imagen de la institución, que como formato, se ha ido adaptando a las nuevas prácticas, coherente con el espíritu de estos tiempos. El valor socio cultural de la Bienal está dado por su alto nivel de propuesta y de su puesta escena, prueba de ello es la nómina de artistas, teóricos, curadores y expertos que han estado presentes, así como su exquisita colección, armada a través de los premios adquisición. Lo que se replantea constantemente, y es parte del esquema bienalístico, es el modelo de cada edición. Siempre existe la expectativa de la propuesta curatorial y el cartel de los artistas, sin embargo es importante también el modelo de gestión y conocer el plan institucional, pues finalmente la Bienal es una Fundación Municipal y es su directorio quién nombra a su director.

En la actualidad está en vigencia en nuestro país la Ley de Cultura, donde prima el discurso de cómo el Ministerio de Cultura, actuará en distintas instancias. Sin negar su importancia, es necesario mirar más allá de ser solo el ente rector del arte y la cultura en el Ecuador, y es imperante trabajar en artículos que protejan iniciativas como éstas. El Estado debe ser capaz de crear situaciones favorables a nivel jurídico, para contar con un mayor apoyo a la cultura a iniciativas como la Bienal, que es un proyecto de trayectoria.

Este proyecto en su décimo segunda edición se justificó en sí mismo y en cada nueva edición el apoyo económico debería ser, superado o conservado, bajo un manejo exitoso y transparente. Es parte de su trayectoria dar cuentas de lo realizado y pensar en un futuro. La institución Bienal puede ser capaz de una autogestión importante en su propia ciudad, que lleva el epígrafe de ciudad culta y patrimonial. Como proyecto y como institución, la Bienal requiere, una crítica y autocrítica permanente en cada edición. Es un proyecto sensible que debe irse adecuando; se debe cuidar de no ser una cuota de los procesos políticos, pues es una institución especializada, y por lo mismo, debe poseer componentes que afirmen este conocimiento. En los últimos años el sector cultural ecuatoriano ha encontrado apoyo del Estado, pero dicho apoyo ha sido más por regiones y por cuotas económicas, mas no por la calidad o importancia de los proyectos. Dichos criterios deben ser repensados y se deberían crear otras políticas más precisas para conocer de primera mano cómo son los procesos creativos y lo que conllevan. La Bienal de Cuenca, debería ser considerada uno de los proyectos emblemáticos de la región y del país.

Durante toda su organización se consideró a una bienal de arte como un espacio generador de diálogo, de conexiones simbólicas y estratégicas; asimismo como un encuentro de expertos y de consumidores de cultura. Todos deberían encontrar ahí, un campo de posibilidades, un campo de acción. En este aspecto, la Bienal ha sido una plataforma para el arte ecuatoriano y después de 13 ediciones, se pueden medir sus resultados positivos en varios niveles. Es necesario, sin embargo, analizar hasta dónde se ha avanzado con esta visibilización y si el formato aún está vigente después de tres décadas. Además también se debe reflexionar sobre su estado actual, se debería analizar los ajustes que se deben hacer continuamente, su importancia y lo que significa una bienal de esta índole en Ecuador.

Después de tres décadas la Bienal de Cuenca, ha generado algunas consecuencias importantes en lo que respecta al arte mismo. En las últimas ediciones, se ha encontrado un arte ecuatoriano contemporáneo de alto nivel. Su buen estado puede cotejarse en el contexto internacional, de manera relevante, existiendo propuestas importantes. No obstante, es verdad que la producción artística necesita mayores impulsos y que el gremio artístico, requiere un mayor espíritu de cuerpo. El circuito del arte ecuatoriano espera constantemente el apoyo estatal, pero es pertinente también pensar en la inclusión del apoyo privado. Es fundamental que el apoyo sector privado a la cultura se haga presente ya que se ha comprobado que la fórmula mixta de financiamiento público y privado, es efectiva.

Después de trece ediciones, se puede decir que la Bienal, ha construido mejores estructuras que permitirán contar a futuro, con una mejor plataforma para el desarrollo del arte y un mejor emplazamiento del artista como creador y como profesional. Hay que mantener activa la puesta en valor de la institución Bienal con respecto a su desarrollo ético; en los últimos años se ha olvidado que la creación de un sistema pertinente es la corresponsabilidad de todas sus partes.

El sistema cultural de este país necesita sincerarse, establecer ejes claros, tener una posición lúcida en el momento de debatir sobre arte contemporáneo. Es necesario hablar más sobre educación y arte, la proyección del arte y su puesta en escena, como espacios reales y vitales de trabajo que deben ser apoyados continuamente. Hay que repensar siempre el contexto cultural, saber apoyarlo y procurarlo. Larga vida a la Bienal de Cuenca y que sea siempre un modelo de coherencia estética y de una gestión transparente y eficaz.

BIBLIOGRAFÍA:

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Entrevista a Pierre Bourdieu, La lógica de los campos: habitus y capital, Recuperado de? http://ssociologos.com/2013/06/23/entrevista-a-pierre-bourdieu-la-logica-de-los-campos-habitus-y-capital/. En agosto 2016. [ Links ]

Recibido: 21 de Noviembre de 2017; Aprobado: 25 de Noviembre de 2017

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