DIÁLOGOS
Repensar el arte en la era de la saturación mediática: Un diálogo con Ai Weiwei
Rethinking Art in the Age of Media Saturation: A Dialogue with Ai Weiwei
Mo Li1, Ai Weiwei2
Universidad Politécnica de Valencia1
E-mail: molibottazzi@alumni.ie.edu
Fecha de recepción: 17/06/2025
Fecha de aceptación: 17/06/2025
Fecha de publicación: 01/07/2025
DOI: 10.26807/cav.v10i19.636
Li, M., & Ai Weiwei. (2025). Repensar el arte en la era de la saturación mediática: Un diálogo con Ai Weiwei. Index, Revista de Arte Contemporáneo, 10(19), 6-14. https://dodgerblue-hyena-987783.hostingersite.com/index.php/cav/article/view/636
Resumen
Esta entrevista con Ai Weiwei aborda su visión del arte, el cine y la libertad en la actualidad. Reflexiona sobre su trayectoria, su relación con las restricciones políticas y cómo estas han moldeado su obra. Cuestiona la relevancia del cine en una era de saturación mediática, señalando que las nuevas formas de comunicación han transformado la percepción de la realidad. También discute la dificultad de hallar un espacio de plena libertad y cómo la creación artística siempre opera dentro de límites impuestos. Su postura desafía las nociones tradicionales de arte, éxito y reconocimiento, enfatizando el compromiso personal sobre la validación externa. Sus palabras ofrecen una crítica incisiva sobre el papel del artista en un mundo donde la información y el control están profundamente entrelazados.
Palabras clave: arte contemporáneo, cine documental, libertad de expresión, censura, China
Abstract
This interview with Ai Weiwei explores his views on art, cinema, and freedom in contemporary society. He reflects on his career, his relationship with political restrictions, and how these have shaped his work. He questions the relevance of cinema in an era of media saturation, arguing that new forms of communication have transformed the way reality is perceived. He also discusses the challenge of finding a space of complete freedom and how artistic creation always operates within imposed limitations. His stance challenges traditional notions of art, success, and recognition, emphasizing personal commitment over external validation. His words offer a sharp critique of the artist’s role in a world where information and control are deeply intertwined.
Keywords: contemporary art, documentary cinema, freedom of expression, censorship, China
Biografía de la autora
Mo Li (Hebei, China, 1985): Doctoranda en la Universidad Politécnica de Valencia e investigadora independiente, su línea de investigación se centra en el cine independiente en China. Desde 2005, ha participado activamente en el mundo del arte, colaborando en la traducción de artículos, la producción de proyectos artísticos y la realización de cine independiente. Posee una doble licenciatura en Producción Cinematográfica y Lingüística, así como un máster en Estudios de Cine, un máster en Estudios Europeos y un Máster en Administración de Empresas. Ha vivido en China, Australia, Alemania y Francia, y actualmente reside en España.
Ai Weiwei (Pekín, China, 1957): Artista, activista y cineasta cuya obra explora la política, la libertad de expresión y los derechos humanos. Su infancia estuvo marcada por el exilio de su padre, el poeta Ai Qing, durante la Revolución Cultural, un hecho que influyó profundamente en su visión del arte y la sociedad. En los años 80 vivió en Nueva York, donde absorbió la vanguardia artística antes de regresar a China en los 90. Desde entonces, su trabajo ha abarcado la instalación, la arquitectura, la fotografía y el cine documental, consolidándose como una de las voces más críticas del régimen chino. En 2011 fue detenido y su pasaporte confiscado, convirtiéndolo en un símbolo global de la disidencia. Desde su exilio en 2015, ha vivido en Alemania y el Reino Unido, y actualmente reside en Portugal, donde continúa desarrollando su obra de manera activa.
Figura 1. Exposición Don Quixote en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), de noviembre de 2024 a mayo de 2025. Fotografía de Mo Li (2024).
Figura 2. Una pantalla exhibe la obra de Ai Weiwei, Rohinyá (2021), un documental sobre el mayor campo de refugiados del mundo, ubicado en Cox’s Bazar, Bangladés. Fotografía de Mo Li (2024).
Esta conversación se inscribe en una indagación más amplia sobre el vínculo entre su obra fílmica y su práctica artística, abordando los retos y motivaciones que han definido su incursión en el cine documental. La conversación tuvo lugar en Londres, durante la inauguración de su exposición en la galería Lisson. En este intercambio, el artista reflexiona sobre los desafíos de crear en contextos de restricción, su experiencia en el cine documental y su concepción del acto de registrar la realidad. Su discurso, marcado por la franqueza y la espontaneidad, ofrece una visión íntima de su proceso creativo y su posicionamiento frente al arte y la sociedad. La entrevista se llevó a cabo en chino y ha sido traducida al español por la autora.
ML: Además de ser artista, usted es director de documentales. ¿Cuál fue su motivación inicial para comenzar a filmar de manera independiente?
AW: Nunca planeé hacer documentales ni tenía la intención de convertirme en director. Como artista, el acto de registrar y expresarse es algo natural; no es que un día decida “quiero hacer una película”. Aunque estudié en una escuela de cine, nunca me propuse ser cineasta. Sin embargo, a veces surge la necesidad de documentar. Por ejemplo, el terremoto de Sichuan en 2008: la magnitud del evento era tal que sentí que debía registrarlo. Filmar es algo sencillo para mí. No pensé en si se trataba de un “documental” o no. En mi estudio, las cámaras siempre estaban encendidas, y mis asistentes registraban lo que ocurría. Así, de manera orgánica, captamos imágenes que podían convertirse en una película. Dado el impacto del terremoto y el interés público en la tragedia de los estudiantes fallecidos, decidimos producir Disturbing the Peace (2009).
Como director, no sigo el método tradicional de planificación previa con un objetivo claro. Simplemente registro. Y después de grabar, cualquier material puede montarse en una película, porque los hechos son el elemento principal. No se trata de mi interpretación o mi punto de vista, sino de documentar lo que ocurrió. Por eso, la mayoría de mis películas son observacionales, sin una narrativa impuesta por el director.
ML: ¿Cuál ha sido el momento más difícil durante un rodaje? ¿Se ha enfrentado a obstáculos o restricciones?
AW: Cuando se filma este tipo de material, los obstáculos son inevitables. Nadie quiere que registres la realidad cuando esta entra en conflicto con ciertos intereses. Pero esto no lo veo como una dificultad en sí. A veces detienen a nuestros colaboradores, nos confiscan el equipo o eliminan las grabaciones. Pero todo esto es parte del proceso.
Lo realmente difícil es cuando, en un momento clave, no logramos registrar lo que ocurre. Si no capturamos una imagen esencial, si el equipo no está listo, si alguien duda en encender la cámara, entonces perdemos la oportunidad de documentar la verdad. Eso es lo más frustrante, más que cualquier impedimento externo.
ML: ¿Cuántas personas suelen conformar su equipo de rodaje? ¿Cómo financia sus películas?
AW: Depende. A veces es solo una persona con un teléfono móvil o una cámara básica; en otras ocasiones, podemos ser un equipo de decenas de personas.
Todas mis películas han sido financiadas por mí mismo, salvo una: Human Flow (2017). En ese caso, hubo financiamiento externo, lo cual fue positivo porque la producción tuvo costos elevados. Pero en general, la financiación siempre ha corrido por mi cuenta.
ML: ¿Has apoyado económicamente obras de otros cineastas?
AW: Si, lo hice en su momento, cuando sentí que alguien lo necesitaba. Pero hoy no creo que esa sea la mejor manera de hacer las cosas. Cada persona debe encontrar su propio camino, y los desafíos también forman parte del proceso creativo. No pienso que alguien deba depender del apoyo de otros, ni que yo deba esperar financiación externa. No creo que ese sea el enfoque adecuado.
ML: ¿Qué pasa con los cineastas que no tienen recursos para filmar?
AW: Pues que no filmen. Pueden dedicarse a barrer calles, pintar casas o desmalezar jardines. ¿Por qué tendrían que hacer cine a toda costa? En realidad, al mundo no le hace falta otro cineasta más.
ML: Algunos artistas buscan hacer cine y participar en festivales de cine. Al contrario, hay cineastas, como Li Yifan con We Were Smart (2019), que llevan sus películas a los museos. ¿Cómo se puede lograr esa transición entre disciplinas?
AW: Primero, no creo que eso sea realmente una transición. Segundo, tanto los artistas como los cineastas aprovechan las oportunidades cuando se presentan. Tal vez un día te encuentras con alguien que valora tu trabajo y te da una oportunidad. Pero, ¿qué es eso del “mundo de arte”? No es más que un espacio donde alguien decide que cierta obra es valiosa o donde alguien ensalza a otra persona. La mayoría sigue la corriente, así que no hablaría de “éxito” en este contexto.
ML: Muchos directores que conozco están pasando por una crisis de agotamiento. Probablemente porque autofinancian sus películas, han gastado todos sus recursos y no han recibido mucha atención. Se sienten perdidos. ¿Qué cree que deberían hacer?
AW: Pues que sigan perdidos y agotados. Tal vez el mundo no necesita otra película. Si realmente hiciera falta, su película encontraría su público. Muchas de nuestras producciones han pasado desapercibidas. Simplemente las subimos a internet. Pero nunca nos hemos sentido agotados ni confundidos, porque filmamos cuando creemos que hay una razón para hacerlo, cuando algo nos motiva. Si le gusta a la gente o no, ¿qué importancia tiene? Ni siquiera nuestros propios padres tienen por qué aprobarlo. Me parece que muchos cineastas son demasiado sensibles y tienen expectativas demasiado altas.
ML: Es difícil mantener el compromiso con un proyecto que no recibe reconocimiento. Hace falta mucha perseverancia.
AW: Ese es su problema, no el de los demás. Si alguien decide aferrarse a algo, que lo haga. Si al final no consigue resultados, pues no los consigue.
ML: ¿Cree que puede ser un problema de enfoque? Tal vez no han sabido encontrar un punto que capte la atención del público.
AW: No necesariamente. Tratar de agradar al público es complicado. El mundo está en caos, hay una infinidad de temas y, al mismo tiempo, la gente está saturada o insensibilizada. Esperar que una película genere empatía en el espectador es una aspiración poco realista. Es algo muy difícil de lograr. Yo mismo no lo consigo.
ML: Si se abstrajera del contexto social actual, ¿de qué manera le gustaría exhibir sus películas?
AW: Para empezar, el cine ya está muerto. Creo que el cine como medio está obsoleto. Es como el tejido, el recorte de papel o el grabado: en su momento fueron populares, al igual que el teatro de sombras, pero ahora prácticamente nadie los ve ni les presta atención. Con tantas formas de entretenimiento disponibles, la manera en que la gente percibe y experimenta las cosas ha cambiado. Por supuesto, siempre habrá quienes sigan haciendo películas, al igual que hay artistas que siguen pintando. Pero en términos generales, el cine es un medio en estado de muerte.
¿Quién va a sentarse en un cine o dedicar varias horas en internet a ver una película? Hay cosas en la realidad que son tan impactantes que lo que vemos en los medios supera con creces cualquier intento de construir una perspectiva o una actitud a través de una narrativa lenta. A veces, el cine parece innecesario. Personalmente, creo que dar masajes es mejor que hacer películas. Me encantaría que alguien me diera un buen masaje, porque es algo realmente placentero. O cocinar, cuidar las plantas…
ML: ¿Se refiere a generar experiencias de belleza y felicidad en la vida cotidiana?
AW: Si uno mismo no experimenta belleza o felicidad, ¿cómo podría ofrecérsela a los demás? No es tan sencillo.
ML: En China, el proceso creativo está sujeto a muchas restricciones. ¿Cómo es para usted trabajar fuera del país?
AW: En China, si hablamos de “crear”, en realidad nunca hice tantas cosas como se cree. Existe la idea de que el arte está limitado por las restricciones, pero creo que eso no afecta realmente a la creación. No comparto la idea de que “donde hay libertad, hay arte”. Me parece que no funciona así.
Piense en los bloques de Lego: solo tiene 40 colores disponibles, pero nadie mira una construcción de Lego y siente que le faltan colores. Más bien, se sorprenden y piensan: “¡Cuántos colores hay aquí!”. En realidad, cada obra de Lego rara vez usa más de 20 tonos (figura 3).
Figura 3. La obra de Ai Weiwei Al Estilo de la Muerte de Marat (2019) en el MUSAC, realizada con piezas de Lego. Fotografía de Mo Li (2024).
El arte, en gran medida, se desarrolla dentro de los límites. Por ejemplo, la caligrafía con pincel es una técnica llena de restricciones: se usa un pincel, tinta y papel de arroz. Sin embargo, dentro de esas limitaciones surgen infinitas posibilidades. Quienes creen que el arte solo puede existir en absoluta libertad muchas veces terminan atrapados en sus propias expectativas.
ML: ¿Diría que la restricción o la resistencia pueden ser motores para la creación?
AW: No son motores, sino condiciones. No se puede decir que la restricción o la resistencia sean impulsos creativos. Tampoco pienso en términos como “restricción”, “resistencia” o “impulso”. Si uno hace algo, es porque le interesa, porque lo encuentra divertido o porque nadie lo ha hecho antes y parece algo valioso. Eso es todo.
Claro, a veces surgen problemas porque lo que haces puede ser considerado políticamente sensible. Pero, ¿qué es lo peor que puede pasar? En el peor de los casos, simplemente te impiden hacerlo.
ML: Pero podría perder su libertad, su libertad personal.
AW: ¿Y acaso las personas realmente tienen libertad? ¿Cree que todo el mundo es libre? Hay quienes están en prisión y, aun así, son libres. Desde ahí han escrito grandes textos y han creado grandes obras. Mi padre se convirtió en poeta estando en la cárcel. Si no hubiera pasado por la prisión, nunca habría sido poeta; en realidad, él era pintor. Así que estos conceptos que solemos repetir sobre la libertad no siempre son ciertos, o incluso es posible que sean completamente erróneos.
ML: ¿Por qué eligió el arte como medio de expresión?
AW: Lo que hago ahora tiene mucho que ver con las circunstancias en las que crecí. En mi infancia, no había muchas opciones: o eras campesino o eras obrero. Yo no podía ser obrero ni tenía posibilidad de entrar al ejército por el historial de mi familia. Mi padre, por otro lado, tenía una relación con el arte, así que al menos era un mundo que me resultaba un poco familiar. Eso me daba una mínima ventaja sobre alguien que no supiera nada del tema.
Pero, para ser sincero, nunca tuve un gran interés. Hasta que un día me di cuenta de que otras cosas me interesaban aún menos. No hice mi primera exposición artística hasta 2004. Para entonces, ya no sentía un gran entusiasmo. Pero poco a poco empecé a vender obras. Y, aunque no tuviera un interés profundo, había que ganarse la vida. Si podía vender algo, pues seguí haciéndolo. Hasta ahora, sigue siendo más o menos lo mismo. No es que tenga una gran pasión por esto, de verdad. No estoy fingiendo. Es como el burro que gira alrededor del molino: una vez que estás en marcha, sigues girando todos los días.
ML: Pero trabaja con mucha disciplina y esfuerzo.
AW: Lo haría igual con cualquier otra actividad. Por ejemplo, todas las mañanas escribo durante varias horas y organizo textos. Puede que no sea la tarea en la que mejor encaje, pero la encuentro más interesante.
También hago muchas entrevistas. En una conversación, la gente plantea preguntas y uno responde, y eso es estimulante. Si alguien realmente tiene una pregunta, ¿por qué no responder con seriedad? He dado muchas entrevistas y cada una es un ejercicio de reflexión.
Además, estoy preparando la publicación de algunos libros, incluyendo textos que escribí hace tiempo y aún no he publicado. También estoy organizando mis colecciones. Al final, uno necesita mantener la mente ocupada. Hay demasiadas cosas por hacer, y nunca hay suficiente tiempo.
ML: ¿Cree que sus ideas han cambiado mucho con los años?
AW: Durante mucho tiempo, no tuve ideas propias. Pasé por muchas experiencias, pero hasta los veinte y tantos años solo repetía lo que decían los demás. Tener una verdadera forma de pensamiento lleva tiempo. Se necesita un sistema de ideas para poder decir que uno realmente “piensa”. Hay personas que nunca llegan a desarrollar un pensamiento propio, pero sí pueden tener una actitud: saben lo que les gusta y lo que no. Eso ya es algo.
En mi caso, tardé bastante. No fue hasta 2005 que realmente pude expresar mis ideas con claridad. Para entonces, ya tenía 47 años. Siempre tuve opiniones y actitudes, pero cuando empecé a usar internet, tuve que estructurar mis pensamientos sobre justicia, equidad y libertad de expresión. En los foros online debatía con otros, y el simple hecho de discutir me obligaba a construir un sistema de pensamiento. Fue entonces cuando mis ideas empezaron a tomar una forma más definida.
ML: ¿Cuándo fue la última vez que regresó a China?
AW: La última vez que volví fue en 2015. Salí del país y, a los pocos meses, regresé por un breve período. Desde entonces, no he vuelto.
ML: ¿Ha pensado en regresar?
AW: Siempre quiero volver. Aquí no me siento del todo cómodo, aunque desde fuera pueda parecer que me va bien. Pero tampoco me sentiría cómodo en China. Cuando me fui, fue porque ya no soportaba más estar allí. Al final, en ningún lugar me siento completamente en casa.
ML: Si tuviera que elegir un lugar donde se sienta un poco más a gusto, ¿cuál sería?
AW: Portugal. Hay sol, mar, buena comida, muchas frutas, tranquilidad, poco aire contaminado. Y por la noche, el cielo está lleno de estrellas. Es un buen lugar. Si ni siquiera ahí uno puede sentirse bien, entonces no hay ningún sitio en el mundo donde se pueda estar en paz.
ML: ¿Cómo le gustaría ser recordado por la historia?
AW: No creo que la historia me recuerde. No pienso en eso, porque la historia es algo que la gente escribe de manera caótica. A veces, de manera arbitraria, algunos quedan registrados en ella, pero ¿qué tiene eso que ver conmigo? Nada. Son solo los nombres que otros necesitan recordar.
¿Y qué significa “ser recordado”? Es como si una cuerda tuviera un nudo. Pero en realidad no es un nudo, sino un enredo imposible de deshacer. La historia es así: un ovillo de confusión que nadie puede desatar.